La niña bizca de Ricard Terré
Cuando Terré tomo esta foto, algunos de sus compañeros fotógrafos se escandalizaron. Opinaban que abusaba de la tragedia humana. Pero a él esta fotografía le producía una gran ternura. Terré veía una niña que hacia su primera comunión, feliz, totalmente ajena a su defecto físico. Por eso no dudo en exponerla, a tamaño natural, en la segunda muestra de la Sala Aixelá, en 1958, en Barcelona, a pesar que sus amigos se lo desaconsejaban por temor a que fuera mal interpretada.
Durante esta exposición, un señor, que se identificó como el doctor Pascual, se acerco a Terré y le dijo : “Esa niña no es una bizca, ¡es un ángel!”. El doctor, admirado por la valentía de Terré al hacer y exponer esta fotografía, le pide que haga el retrato de otra niña muy especial, su sobrina, aquejada del síndrome de Down, que también iba a hacer su primera comunión. El precio no importa. Terré le responde que su sueldo será la operación de la niña bizca. Pascual acepta. Su amigo, el doctor Vila Coro, cirujano oftalmólogo, se encargará de ello.
Terré hace las fotos de la sobrina de Pascual, localiza a la niña bizca mediante un reparto de fotografías por las escuelas de Sant Boi de Llobregat, ciudad en la que había hecho la foto, y pone en contacto a sus padres (de humilde condición) con el doctor. Unos días más tarde Terre abandona Cataluña para instalarse en Vigo.
Seis meses después, Ricard Terré viaja a Barcelona a pasar una temporada en casa de su padre, en Sant Boi. Al día siguiente de su llegada se presenta, acompañada de sus padres, con un pollo en la mano de regalo para Terré, y luciendo su vestido de primera comunión, Isabelita Clemente, la niña bizca, que ya no lo era. Ver
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